Una producción sonora interpretada por músicos apasionados del arte del celuloide, que tocan melodías recogidas de los viajes en tren, en barco, en avión, en cinescopio... Vals italiano, acordeón francés con nostalgia y sentimiento gitano. El swing emocionante de tantas escenas del cine en blanco y negro, el surrealismo y adrenalina de un tango o una polka balcánica. Cambiar de continente al ritmo de un guapango, un cha-cha-chá cabaretero y una banda de pueblo para retomar los sabores de la tierra del tequila y el mariachi.
Sentirse en escenarios imaginarios recreados a partir de efectos sonoros. El paso de un tren en medio de la lluvia, un ventarrón, la locomotora, los engranes de una fábrica y muchos efectos más son producidos por el sonidista, con objetos ordinarios como una bomba de aire, silbatos, una araña de hule, una manguera, una charola de metal...
Contrabajo, acordeón y alientos ambientan con temas originales que recuerdan escenas del cine mudo y aderezan con intensas piezas de filmes contemporáneos. Según el guión en que se basa este soundtrack, el tren en que viajan los músicos se ha sumergido en las aguas del océano abandonando el viejo continente y viaja rumbo a las costas del Golfo de México. Un cardumen de peces zapato, una morena sirena o un calamar gigante podrían salir al encuentro del expreso trasatlántico.
No importa que suceda en el trayecto, los pasajeros seguirán haciendo música y recreando las escenas de la película con los objetos que encuentren a su paso. Con una marimba de clavos de vías férreas ambientarán su arribo a las costas mexicanas. Se unirán a una banda de pueblo para desfilar por la playa tocando con trompeta, una arañita de hule, una cacerola, silbatos de juguete y todo un colorido carnaval auditivo.
